La Verde Antequera, como se le conoce con nostalgia aristocrática, custodia vehementemente un sinfín de legados antiguos y modernos que resultan irresistibles para todos sus visitantes. El acervo histórico salta a la vista lo mismo en cada esquina de la ciudad que en sus alrededores.
Aunado a esto, los valles que rodean Oaxaca ofrecen una gama insólita de experiencias ecológicas y aventuras emocionantes que cualquier adicto a la adrenalina no debe perderse. Un día en la ciudad no es suficiente para visitar las iglesias y conventos, sus museos y galerías, los mercados y talleres artesanales.
También es necesario considerar más de dos días cuando menos para conocer los sitios arqueológicos más representativos, sin duda entre las principales atracciones de Oaxaca. Pero un viaje a Oaxaca no estaría completo sin visitar algunos de los cientos de pueblos y comunidades indígenas que la circundan en las sierras, en los valles o en la cañada y admirar sus creaciones artesanales, sus comidas y bebidas, y sus soberbios paisajes. Hay por lo menos cuatro fechas que Usted debe considerar para planear su viaje a Oaxaca.
La ritual Semana Santa, en julio la animada Guelaguetza, una de las principales atracciones de Oaxaca, en noviembre el místico Día de Muertos y en diciembre las tradiciones relacionadas a la Navidad. Si su viaje no coincide con ellas no se preocupe, siempre hay algún pueblo cercano que celebra la fiesta de su Santo Patrón. Es importante considerar que una de las actividades que le dejarán no solo satisfecho, sino maravillado es comer.
Así es que no se pierda la sección de restaurantes en este destino.
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